Nervios, sudoración, palpitaciones, vista cansada, dolor de cabeza,…, quién so ha sufrido alguna vez estos síntomas. Pertenecen, entre otros muchos, al trastorno por estrés.
Sin duda, el estrés laboral ha llegado a convertirse en una de las enfermedades que más nos afectan durante el siglo XXI. La insatisfacción con el puesto que desempeñamos, el sueldo o las tareas a realizar, junto con la falta de comunicación entre compañeros y otros inconvenientes físicos del entorno laboral son caldo de cultivo para una patología, el estrés, que puede llegar a disminuir el rendimiento y la motivación, y puede ser el origen de accidentes de trabajo.
Sentirse 'estresado' parece algo muy común hoy en día. Se escucha a menudo en cualquier conversación, pero no conviene tomarlo a la ligera. El estrés aparece como consecuencia de una demanda de recursos superior a los disponibles, como respuesta inicial del cuerpo en caso de conflictos.
El estrés no debe entenderse sólo como un problema personal, sino como riesgo para la salud y bienestar que repercute en la vida social y familiar así como en la productividad laboral.
Por lo general, el estrés se manifiesta a través de unos síntomas físicos (cansancio y sensación de agotamiento permanente, insomnio, falta de concentración, irritabilidad, mal humor, baja autoestima, nerviosismo), y variaciones en el comportamiento (explosiones emocionales, desequilibrios alimenticios, conductas compulsivas, incapacidad para tomar decisiones). Además, tiene repercusión directa sobre el trabajo: absentismo, relaciones laborales pobres, alta tasa de cambio de trabajo, mala organización, falta de satisfacción en el desempeño del empleo y mala productividad.
Hay toda una colección de humor en relación al estrés laboral, os dejo un video como muestra.
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